Soñé con ella

Yo estaba en el país contiguo con FJ.
El tenía que tener una visa de trabajo y había entrado conmigo como turista.
Estábamos hablando con el dueño del almacén, un hombre de cierta edad.
Fj se lo jotea como hace con toda la gente. El hombre ya lo está amando y le propone su auto para volver a la frontera salir como turista y volver a entrar como trabajador.
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Esto fue escrito el día del sueño, y no lo terminé, lo que recuerdo sigue:
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Ella me llamaba, me decía que tenía su teléfono, que por favor no llamara, y que le había gustado el mensaje que había mandado respecto a Germain.
Colgaba y volvía al mostrador que tenía pinta de los años 70, con los frascos gigantes de vidrio pero vacíos.

Tomábamos el auto, antes teníamos que instalar dos asientos que estaban al lado, me pareció extraño, pero una vez montados todo estuvo bien.

Pasamos por la ciudad, yo miraba al cielo y como los edificios lo rozan.
En una ventana veo salir llamas.
Saco mi teléfono para llamar a los bomberos y me doy cuenta que no se que se debe discar en este país. Sacudo a la gente en busca del número salvador. Entonces la gente con toda la tranquilidad del mundo me dice que ya llamaron, que ya no se puede hacer nada más. Su pasividad me indigna, me horroriza, pero no puedo hacer nada al respecto.

Al volver de la frontera con los papeles arreglados volvemos donde el mercader que nos prestó el auto.
Además de todo lo que ya hizo por nosotros nos invita a quedarnos a alojar en su casa.

Esta última es igual a la de los hobbits, puerta redonda y chica. Es cuando entro sin agacharme que me doy cuenta que en realidad yo también soy diminuta.
En la casa todos visten de duende los colores de ropa y de las decoraciones son los de la navidad.
Después de cenar los niños del mercader me llevan a la habitación.

Ahí duerme Bleuette, su bella durmiente, o su blanca nieve. En un vestido de princesa y su pelo rubio y rizado ondulando alrededor de su cabeza.
Me muestran mi lugar. Cerca de la pierna derecha.
Todos nos acurrucamos a su alrededor.