martes, 22 de febrero de 2011

Un alma llena de recuerdos

Hoy me encontré con tu alma.
Tenía su libro abierto, audífonos y el sonido del viento adornaba la postal.
Me acerque sin hacer ruido, tratando de mantener intacta aquella imagen que desde hace tanto tiempo quedo impresa en lo más profundo de mi corazón. Lentamente levanta la mirada, da un pequeño salto, sorprendida, y me regala una fina sonrisa, aquella que sus ojos ilumina. Me invita a sentarme a su lado, yo acepto encantado. El mundo se detiene ante nuestra mirada cómplice. Veo en sus ojos aquellas palabras que en aquel tiempo eran prohibidas, pero por todos conocidas. Tímidamente acaricia mi rodilla. Poso mi mano sobre la suya, suavemente. Nuestros dedos se entrelazan, nuestros corazones se abrazan. Es uno de aquellos momentos inolvidables entre nosotros, de los que atesoramos hasta la muerte. Ella baja la mirada, con tristeza. Sabe que esos momentos no son eternos, que el amor entre nosotros es un amor prohibido, que solo vive y vivirá en los sueños, el único lugar donde un amor como el nuestro puede ser expresado. Acaricio suavemente su rostro, y levanto su mirada, hasta que sus ojos se clavan en los míos.
"Yo también te amo", fueron las palabras que escogí, que en aquel entonces vivían en mí sin poder salir, y que hoy libero ante sus ojos, los ojos de la mujer con quien he decidido construir una vida.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, mientras nuestros corazones palpitan apresurados. Nos acercamos lentamente, para besarnos.
Finalmente tu alma puede descansar en paz, maravillada por el amor que sentimos, y que pudimos sacar del mundo de los conceptos al mundo real.

1 comentario:

Arturo dijo...

x fin algo nuevo. lo extrañaba ya.

besos!