viernes, 30 de abril de 2010

Piramide.



Al borde del mar, un edificio como hay en toda la cosa Chilena, no muy bonitos, pero muy altos.
Un río que llega del fondo hasta el mar.
A un costado del río una pirámide Inca.

Anat teme, sabe que no debería estar dentro de la pirámide, que solo los elegidos pueden entrar.
Pero tiene que acompañarlo. No sabe porque el es importante para ella, pero lo tiene que acompañar esta ultima vez, porque para las próximas, ya no le sera posible.

El esta en trance, la mira sin verla, pero aun así le sonríe.

Que pasa aquí? Que le harán? Preguntas que todos tienen, nadie las contesta, los creyentes tienen ideas, los que no creen, ni eso.

Se ve bien en su traje ceremonial. Su animal de la suerte tatuado.
Tres puertas se presentan a ellos.
Anat deja que el elija, el tiene conexión con lo alto, ella solo tiene miedo.
Las tres puertas son iguales, ni una marca, ni una forma en la madera, NADA las diferencia a parte de su posición.
El elije la puerta de derecha.
Anat lo sigue como lo ha echo hasta ahora.

El se da vuelta:
"Hasta aqui no mas.
-Bueno, buen viaje, te quiero."

A pesar de tener los ojos en blanco, su mirada se ve llena de cariño y le sonríe por ultima vez.

Anat le grita entre truenos humo y rayos:
"Manda mis saludos a Ai Apaec. Y dile a Naylamp que amo sus alas."

Mientras el entorno se colora por las luces de corta duración por fin entiende gracias a los gravados de los muros lo que pasa en este lugar.

Los elegidos son unidos con sus animales.

El sera un hombre águila. Sin boca ni nariz, con garras en vez de uñas.

Ella siente que se tiene que retirar. Cierra la puerta.

Ahora la angustia que siente es mucho mayor, que el estuviera a su lado a pesar de estar en otro mundo le daba todas las fuerzas del mundo, ahora que esta sola teme por su vida, si la encuentran sera enviada por el camino mas corto a Ai Apaec.

Dos opciones obvias se imponen a ella.
Las dos otras puertas.
Cuando esta a punto de abrir la del medio oie un ruido y se esconde.

Un hombre en trance. Avanza hacia la puerta de al medio.
La abre, y entra a la jungla.

Solo le queda la ultima puerta a Anat, pero entonces recuerda su plan primero, devolverse nadando por el río.



El agua esta fría, a pesar de la corriente que la ayuda, los esfuerzos que tiene que hacer son inmensos para no ser hundida por los brotes del agua.

Llega al departamento. Agotada, crecida, seria, por todo lo que acaba de vivir.

Pero ahi nada a cambiado, su madre se esta arrancando para buscar a aquel hombre en el fondo de la tierra.
Anat intenta hacerla entrar en razón.
Nada funciona, su madre sale, vestida de un sostén y de medias y corre hacia el descensor.
Anat entra al ultimo segundo antes de que las puertas se cierren.
Su madre entra el código con los botones que Anat no conoce.

"Por favor madre. No vayamos, es peligroso, ademas no podemos hacer nada por el ya.
-No me digas lo que puedo hacer o no.
-Madre, y así vas a ir? Vestida de ese modo? Te gusta que te vea así?
-Como así?
-Sin vestir siquiera."

Su madre se mira.
"Sali asi?
-Si Madre."

Se prostra, Anat intenta pedirle la clave para parar el descensor pero su madre mira en la lejanía y en la cercanía a la vez, ya no la escucha.

Anat intenta descifrar los códigos. Ni el braile le sirve. Ojala sea lógico y que el botón mas arriba haga llegar todo arriba.

Funciona, el descensor se vuelve ascensor.

Anat respira mejor. Reza para que nadie se haya fijado en que no estaban, en que hicieron cosas indebidas.

Al llegar a la superficie ya Anat ve a los guardias que recorren la ciudad en su búsqueda.
Poco tiempo tiene y tendrá que usar todos sus dones. Pero no puede salir de ese modo. La jungla es peligrosa necesita ropa aunque sea para sus seres queridos. Deja su madre a cargo de Bleuette en un escondite y decide volver a casa.

Anat se transforma en sombra, ya no existe entre un poste de oscuridad y la calle, sus pasos son silencio, el aire ya no retransmite las ondas que pueda generar su cuerpo.

Llega al departamento. Todo esta dado vuelta. El orden aparente que siempre había existido en la vivienda solo queda en los recuerdos.
Agarra unas cuantas cosas.

La agarran a ella.

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